Covaleda

El verano en el levante hace de las suyas. Es pleno Julio y caigo en cuenta de necesitar del verdor y las temperaturas que en estas fechas suele ofrecer el norte de la península, más frescas en comparación a las del levante, así que sobre las seis de la mañana salgo rumbo al norte. Durante el trayecto por la N-234 en dirección Calatayud el cansancio me pide detener la furgo. Me veo en tierras Castellanas, rodeada de planicies donde el ocre pálido de los trigales y henares se pierden de mi vista, y son decorados por millones de amapolas rojas que dan el efecto de lunares colorados sobre un manto dorado que abraza una recta de asfalto que parece ser infinita.

Mi llegada a la Provincia de Soria es acompañada por mi anhelado cambio de temperatura. Dejo atrás el Monte Valonsadero, ubicado a solo ocho kilómetros de la capital Soriana, declarado zona natural de esparcimiento en 2005 y vigilado por el Pico Frentes. Desde la carretera destacan enormes alpacas de Heno. Observo que este enclave se encuentra a solo treinta y cinco minutos de nuestro destino Camperàlia, el Camping Refugio de Pescadores, ubicado en una ladera a orillas del río Duero en la localidad de Covaleda, en medio del mayor pinar de España y custodiado por el Pico Urbión.

A pocos kilómetros de mi localización aparece la primera señal de uno de los atractivos de la zona, El Parque Natural de La Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión, que también se ubica a solo treinta minutos del destino Camperàlia que elegí para mi descanso. Me veo tentada por visitar de inmediato la laguna, sin embargo dejo atrás la señal de acceso a esta y continúo en mi ruta hacia el Refugio de Pescadores bordeando el margen derecho del Embalse de la Cuerda del Pozo, lugar atractivo para los amantes de los deportes acuáticos y donde aún se puede observar la torre de la antigua iglesia del pueblo de La Muerda bajo sus aguas.

El Camping Refugio de Pescadores está muy bien ubicado, muy cerca de la localidad de Abejar, conocida como la puerta de los pinares porque es donde se inicia la mayor masa de pinares del país, y del hermoso pueblo de Vinuesa, uno de los pueblos más bonitos de la provincia y me atrevería a decir de España, con calles empedradas y rodeado por las aguas del Revinuesa y el Duero. Sin duda un lugar para perderse.

Sobre medio día llego a mi destino donde me espera Paula que, con su marido Álvaro, se lanzaron hace casi dos años a la aventura de recuperar este espacio. Personas valientes que durante plena pandemia y en busca de un cambio de vida, dejaron Madrid para adentrarse en este bosque con sus dos hijos. Estos emprendedores se muestran ilusionados pese a los no pocos retos que han tenido que superar a la hora de crear su empresa en pleno confinamiento. Son personas amables y simpáticas que están a disposición de los campistas. Se nota cuánto les gusta este estilo de vida.

Pese a lo antiguo que es el camping estos recién estrenados arrendatarios han conseguido reactivarlo y cuidar todos los detalles para que quienes lo habitemos estemos a gusto. Paula me muestra las instalaciones y me sorprende verme rodeada de cinco hectáreas de césped y la ausencia de parcelas delimitadas, algo que me gustó y, en mi opinión, es un atractivo porque se tiene la libertad de aparcar según se desee y permite mayor espacio entre vehículos que el disponible con las clásicas parcelas delimitadas. De hecho, me dio la sensación de estar sola en algún monte perdido y mi descanso durante la noche fue sublime con el sonido de los pájaros y el viento.

También cuentan con barbacoas que están a disposición del campista y disponibles durante todo el año, salvo que desde la Guardia Forestal avisen de lo contrario, y por si fuera poco, todo está impoluto y el bar del camping está muy cerca del río.

La ubicación del Refugio de Pescadores es ideal para una amplia gama de públicos como ciclistas (hay dos puertos de montaña cercanos y varias rutas de BTT), escaladores (la Vía Ferrata Cuerda La Graja está muy cerca) y senderistas (el impresionante parque rocoso de Castroviejo y el Pico Urbión con el Nacimiento del Rio Duero también están muy cerca del camping.

Tras mi clásica vuelta de reconociendo por las instalaciones regreso a la carretera para adentrarme en los atractivos de la zona. Entro en Duruelo de la Sierra y asciendo por una carretera estrecha que discurre entre elevados pinos donde me cruzo con vacas con las que debo negociar mi paso. Asciendo disfrutando del olor a pino y resina hasta que llego a un parking en el que unas enormes rocas llaman mi atención. He llegado a Castroviejo. Al acercarme al área, que cuenta con zonas habilitadas para pícnic, el tamaño y las formas de las piedras me deja sin habla. Fueron esculpidas por los elementos hasta formas figuras impactantes. Es un lugar para estar relajadamente, de hecho, lo elijo como lugar para comer.

Tras mi picnic y una siesta bajo una enorme roca volví a La Caracola y deshago camino hasta encontrar un desvío a mano izquierda que señala el acceso hacia el Pico Urbión cuya ruta está señalizada por el GR-86-1. Me aventuro a hacer la ruta, algo escarpada por tramos pero de fácil ascenso y, tras 3.5km de ascenso, para terminar en La Fuente de la Unión, el nacimiento del río Duero. Durante el trayecto me cruzo con un par de familias con niños y alguna pareja de personas mayores.

De regreso a la carretera voy directa a La Laguna Negra, sencilla de encontrar gracias a la excelente señalización. Se llega a un parking en el que hay que abonar 4€ por el parking y dan la opción de ascender los 2.5km que hay desde el parking hasta la laguna en autobús. Decido pagar los 1.20€ del bus, mi cuerpo ya notaba el cansancio del camino. La belleza de la laguna es para disfrutar en silencio. Su verdor y la tenue brisa fresca que envuelve la pasarela de madera que la bordea me abre el apetito. Álvaro me habló del Bar Vicma, en la plaza mayor de Covaleda y sus famosos torreznos, y allí que voy a reponer energía antes de regresar al refugio. Estaban exquisitos. Sin duda es una parada obligada en la zona. También me recomendó la famosa caldereta del Mesón Don Pancho, que lamentablemente no pude degustar por falta de tiempo.

Pese a que por su localización parece un lugar de paso este destino Camperàlia bien merece una estancia larga para disfrutar con amigos o familiares y descansar con el silencio y el verdor de la zona. Regresaré con más calma, la bicicleta a cuesta para impregnarme del Refugio de Pescadores y sus alrededores.

Hasta nuestro próximo destino.

Let’s Travel.


LA PRIMERA PLATAFORMA DE RESERVAS DE PERNOCTAS EXCLUSIVA PARA AUTOCARAVANAS Y CAMPERS

Precio máximo

20€

Pernoctación